martes, 20 de diciembre de 2011

Mi padre




Cómo rescato un rostro que contemplaba al mío
y apenas me dejó cuatro perfiles,
semanas de seis días,
un ladrido en el nombre.

Yo le decía Pipo como una biblioteca,
y de pronto era Dios, rabo de nube,
sudor en el horario del reposo
donde jugábamos a muertos
sin saber que la muerte era verdad,
divorcio hijo de puta.

Se me perdió su cara, la edad que me sustrajo
a las puerta de julio con su trueno
de aritmética simple.

Lo enterraron de pronto con mis fotos,
con estas desmemorias reincidentes,
esta falta de aire como panes
que volvieron al trigo.

Le estoy poniendo una demanda
por abandono,
por haber sido padre casi nunca,
y el rostro que me debe.

Pastor Aguiar

No hay comentarios:

Publicar un comentario