Rosa que nunca dije por culpa de los tiempos
donde todo fue dicho, sin embargo,
hay rosas todavía.
Labios rojos los tuyos que no beso
porque tanto han besado otras bocas por mí
que mi lengua se muerde y me desdice
a pesar de los labios siempre rojos
como la misma sangre.
Amor, el mismo Amor de los poetas,
de los primero libros incluyendo la Biblia,
no te pronuncio ya, pues tengo miedo
de que no existas si te digo.
Pastor Aguiar
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