Debes estar en mí como la sangre.
La mitad de mis gestos se parecen a ti,
supongo, porque fuiste tan breve en forma física
que puedes ser cualquiera de mis miedos,
de mis raros anónimos sin rostro,
y un deseo suicida casi pájaro.
Cómo rescato el tiempo que nos tuvo
si a veces no me siento el apellido
cuando dicen Aguiar a quemarropa
y escucho adivinanzas.
Alguien que lo tradujo desde la inexistencia
me lo miró en los ojos y era lágrima
en la sala de espera, sin velorio
durando todavía.
Se habrá quedado en mí de polizonte,
de poeta maldito y salto que no cae,
de hambre por el hambre de universo,
dijera mis babeles.
Cómo se morirá dos veces cuando muera
sin haber dado un hijo que nos copie.
Seré venganza en solitario,
seré mi propio padre dando gritos
para que resucite por mi boca
sus últimas palabras.
Qué diría con fuerza suficiente
para ser ambos al unísono;
yo que apenas soy uno.
Pastor Aguiar
Tremendo poema!!! De los que te dejan pensando, de los que llegan de verdad!!!
ResponderEliminarSiempre es muy grato encontrarme con tus letras.
Un abrazo, poeta!!!
Grata sorpresa tenerte de visita, amiga. Muchas gracias por dejarme tu palabra. Un abrazo grande.
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