Yo
también tengo mi catálogo
de
cosas que dijera inabordables
como
una risa griega no estrenada,
y
una rosa incolora cuando sueñe
que
escribí la Odisea.
En
la página absurda me defiendo
de
los hechos comunes, los ataques
de
una vejiga llena de peces malheridos
creyéndome
hospital; yo que soy tumba
por
ahora desierta.
Voy
contando medallas en minutos,
buenos
días de gente hasta que duren,
cuadros
desconocidos para mí casi Goyas
a
punto de ser yo con los pinceles
en
lúdico harakiri.
Pudiera
hacer un inventario
de
todos mis asuntos volumétricos
hasta
quedarme nulo, y ya verán
si
vienen los ladrones con su fama
a
decir que les robe alguna prenda
para
al fin completarme.
Pastor
Aguiar
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