Me miro las dos manos,
son un pueblo vacío que pregunta
por algún habitante.
Les crecen ordenadas de silencio,
un ayer que fue pájaro y no vuelve,
un camino sin fondo.
Están ahí cual dos apariciones,
gritándome el final sin decir nada,
un tiro a quemarropa que se mira
en el espejo de mis ojos.
Son dos y una al mismo tiempo,
con idéntico nombre en la mirilla
a punto de aplaudirme
con sus ráfagas.
Pastor Aguiar
Felicitaciones por tan hermoso texto, querido Pastor.Unas metáforas alucinantes. Un gran abrazo.
ResponderEliminarHermosos versos... son un canto de amor de poeta libre...
ResponderEliminarUn abrazo de MA.
El blog de MA.
Son un misterio esas manos
ResponderEliminarque aman, sanan, escriben, laboran...
!Cuídalas!
Gracias, querida Jeni. Las manos son radares y a la vez prolongación del corazón. Un abrazo, poeta.
ResponderEliminarGracias, MA, por dejarme tu opinión. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Xiomara. Han trabajado y soñado esta manos. Todavía tienen tierra de la finca. Un abrazo, prima.
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