Aquí estoy. Un extremo de mí no llega nunca:
Esa parte que ves y no responde
debe ser algún grito que me lanza
como hambre en la huella de una sombra.
No sé si me verás donde me veo:
Este silencio grave acumulando pasos
de sola muchedumbre sobre el río
que el salto me vigila.
Quién me rescata del abismo al muro,
quién me abre una puerta con su nombre
de pájaro suicida que en las alas
prolongue mi estatura.
Porque crezco a lo largo de la muerte,
hacia la oscuridad huérfana de senderos
con mis pies sobre el hombro, tantos hombros
que no me identifico si no siento la carga
de tantas soledades.
Y si digo aquí estoy, cual puente hablo,
ese hueco que vuela y da el aviso
de jamás llegaremos.
Pastor Aguiar
La hondura del poema, similar al agua que corre bajo los puentes va acompañando ese grito interno que se extiende hacia el infinito. El oleaje de la vida es fuerte pero los pilotes sobre los cuales el puente reposa, también son fuertes. Y esos pilotes hechos de fe y de momentos bellos estarán allí para sostener tu hombro y para embellecer el brillo sin par de tu mirada poética. Gracias por tus letras maravillosas que revelan un alma profundamente humana y pura.
ResponderEliminarUn gran abrazo, mi querido y que la llama de la creación resplandezca siempre sobre tu vida.
Jeniffer Moore
Y si digo aquí estoy, cual puente hablo,
ResponderEliminarese hueco que vuela y da el aviso
de jamás llegaremos.
Profunda mirada hacia el hombre, sus abismos y su camino, es un placer leer tan excelente poesía, gracias.
Gracias, Jeni querida. Me llenan de emoción tus palabras, que sobrepasan al poema en su lirismo profundo. Un abrazo grande para ti.
ResponderEliminarGracias, Flor, por visitarme y dejar tan hermoso comentario, con cita y todo. Un abrazo grande.
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