Alguien dijo que el cuento tiene algo de esfera,
de puño redondez, nudo de gritos
sin callar demasiado lo que tú,
de víctima, le debes.
Un poema es un cuento que no pudo decirse
a través de los cálculos esféricos,
es sólo el desenlace,
la trama se imagina como un parto
al que pondrás tu nombre.
El poema es repunte a ser tú mismo
que de pronto se calla y mistifica
la propia identidad.
La poesía nunca sabe nombres;
toda la vida en un segundo,
un grano de misterio, una semilla
que enraíza en tu carne.
El cuento se alimenta en su tamaño,
calcula su cosecha.
El verso es una bala que te apunta
soñándote gatillo,
su misterio es el crimen, tú lo sabes,
por algo te suicidas.
Pastor Aguiar