Aquí estoy. Un extremo de mí no llega nunca:
Esa parte que ves y no responde
debe ser algún grito que me lanza
como hambre en la huella de una sombra.
No sé si me verás donde me veo:
Este silencio grave acumulando pasos
de sola muchedumbre sobre el río
que el salto me vigila.
Quién me rescata del abismo al muro,
quién me abre una puerta con su nombre
de pájaro suicida que en las alas
prolongue mi estatura.
Porque crezco a lo largo de la muerte,
hacia la oscuridad huérfana de senderos
con mis pies sobre el hombro, tantos hombros
que no me identifico si no siento la carga
de tantas soledades.
Y si digo aquí estoy, cual puente hablo,
ese hueco que vuela y da el aviso
de jamás llegaremos.
Pastor Aguiar